Conflicto en Oriente Próximo: Líbano activa un plan de emergencia para ayudar a desplazados tras bombardeos israelíes

Líbano ha puesto en marcha un plan de emergencia para asistir a los desplazados provocados por los recientes bombardeos de Israel en la frontera sur. El conflicto entre Israel y Palestina, agravado por ataques de grupos armados, amenaza con extenderse a países vecinos. Miles de personas han huido de sus hogares en el sur del Líbano, mientras la comunidad internacional llama a la contención. Naciones Unidas y potencias mundiales buscan una solución diplomática para evitar una mayor escalada de violencia en Oriente Próximo.

Beirut, 23 de septiembre de 2024 — El gobierno libanés ha activado este lunes un plan de emergencia nacional para brindar asistencia a los miles de desplazados provocados por los recientes bombardeos israelíes en las zonas fronterizas del sur del país. Esta medida llega en medio de una escalada de tensiones en Oriente Próximo, marcada por intensos enfrentamientos entre fuerzas israelíes y grupos armados palestinos en la Franja de Gaza, y el consiguiente temor de que el conflicto se extienda a otros países vecinos, como Líbano.

Desplazados y daños

Los bombardeos israelíes de los últimos días, motivados según Israel por la necesidad de neutralizar amenazas terroristas, han generado una ola de desplazamientos forzados en el sur de Líbano. Se estima que miles de personas han huido de sus hogares, principalmente en aldeas cercanas a la frontera con Israel, buscando refugio en el norte del país o en refugios temporales habilitados por las autoridades.

El plan de emergencia anunciado por el gobierno libanés incluye la apertura de centros de atención para desplazados, la provisión de alimentos y suministros médicos, así como la coordinación con agencias internacionales de ayuda humanitaria. “Estamos trabajando incansablemente para asegurar que todas las personas afectadas reciban el apoyo necesario en estos momentos difíciles”, afirmó el ministro del Interior libanés, Bassam Mawlawi, durante una conferencia de prensa.

Además de las pérdidas humanas, que se mantienen bajo estricta reserva por las autoridades locales, los bombardeos han dejado significativos daños materiales en infraestructuras civiles, incluyendo viviendas, hospitales y escuelas. La Cruz Roja Libanesa ha sido una de las primeras organizaciones en acudir a las zonas afectadas, y ha desplegado equipos médicos de emergencia para asistir a los heridos y evacuar a los más vulnerables.

La escalada del conflicto

El actual conflicto entre Israel y grupos armados palestinos, principalmente Hamás y la Yihad Islámica, se ha intensificado desde principios de septiembre, cuando un ataque con cohetes desde Gaza provocó una respuesta militar contundente por parte de Israel. Desde entonces, las fuerzas israelíes han llevado a cabo una serie de incursiones aéreas y terrestres en Gaza, mientras que milicianos palestinos continúan lanzando proyectiles hacia territorio israelí.

En el sur de Líbano, los bombardeos israelíes han ido dirigidos a supuestos almacenes de armas y posiciones de Hezbolá, el grupo chiita libanés respaldado por Irán. A pesar de que Hezbolá no ha confirmado su participación directa en los ataques, la región ha sido un escenario histórico de tensiones entre Israel y este grupo, que controla buena parte del sur libanés.

La respuesta internacional

La comunidad internacional ha mostrado una creciente preocupación por la escalada del conflicto en Oriente Próximo y su posible propagación a otros países. Naciones Unidas ha hecho un llamado a la “máxima contención” a ambas partes, mientras que potencias internacionales, como Estados Unidos, Francia y Rusia, han iniciado esfuerzos diplomáticos para mediar en la crisis y evitar una guerra a gran escala en la región.

António Guterres, secretario general de la ONU, se ha pronunciado enérgicamente contra la violencia, advirtiendo que “el aumento de las hostilidades podría desencadenar una crisis humanitaria de enormes proporciones no solo en Gaza, sino en toda la región”. Según fuentes diplomáticas, se están llevando a cabo negociaciones detrás de escena entre representantes israelíes y palestinos con la mediación de Egipto, Qatar y la ONU, aunque hasta el momento no se ha logrado un alto el fuego.

Por su parte, el Líbano, que sigue lidiando con una profunda crisis económica y política, se enfrenta a una situación delicada. El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha mantenido conversaciones con líderes internacionales para asegurar la ayuda humanitaria y evitar que Líbano se vea arrastrado completamente al conflicto.

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Hezbolá y la sombra de una guerra mayor

Uno de los principales temores de la comunidad internacional es que Hezbolá, el grupo armado más poderoso de Líbano y con una vasta influencia en la política interna del país, se involucre directamente en el conflicto. Aunque hasta ahora las hostilidades se han limitado a enfrentamientos esporádicos en la frontera sur de Líbano, una implicación activa de Hezbolá podría desencadenar una guerra a gran escala entre Israel y Líbano, similar a la devastadora guerra de 2006 que dejó miles de muertos y enormes daños en ambos lados.

Hezbolá ha mantenido una postura ambigua en los últimos días, emitiendo declaraciones que condenan las acciones israelíes, pero sin reivindicar ataques directos. No obstante, su líder, Hassan Nasrallah, advirtió recientemente que “la resistencia está preparada para cualquier eventualidad”, lo que ha sido interpretado como una amenaza velada de un posible conflicto futuro.

El sufrimiento de los civiles

A medida que el conflicto se intensifica, las consecuencias más devastadoras las sufren, como de costumbre, los civiles. Las organizaciones humanitarias han advertido sobre el riesgo de una catástrofe humanitaria en la región, especialmente en Gaza, donde la infraestructura ya debilitada por años de conflicto no puede hacer frente a la creciente necesidad de atención médica, agua y alimentos.

En Líbano, el creciente número de desplazados agrava aún más una situación ya frágil, en un país que lleva años lidiando con la peor crisis económica de su historia moderna. Las familias que huyen de los bombardeos se enfrentan a la escasez de suministros, y muchas dependen exclusivamente de la ayuda internacional para sobrevivir.

El plan de emergencia activado por Líbano es una respuesta necesaria ante la escalada de violencia en la región, pero la situación sigue siendo extremadamente volátil. Mientras los esfuerzos diplomáticos internacionales intentan frenar el conflicto, miles de personas en Gaza, Israel y Líbano continúan enfrentándose a las devastadoras consecuencias de la guerra.

El llamado a la contención y la búsqueda de una solución diplomática es más urgente que nunca, en una región marcada por décadas de violencia y sufrimiento. Mientras tanto, la comunidad internacional deberá redoblar sus esfuerzos para brindar ayuda a las víctimas y evitar que Oriente Próximo se sumerja una vez más en un conflicto devastador.